“El lagarto con ojos de dálmata se metió dentro de una palomita de maíz, a modo de submarino, para poder sumergirse sin ahogarse en la mirada de laguna de la anguila.”
La una estaba sin nadie y yo andaba más sola incluso que ella. Por eso me acerqué al fuego, por ver si me quemaba, si era verdad lo que ya sabía...
Y confieso que descubrí que tengo agujeros en los calcetines los cuales aparecen cuando me pruebo zapatos en las zapaterías, manchas que surgen en mis camisetas al ponérmelas, gafas que se empañan solo cuando se cuelgan en mi nariz, el bajo de mi falda que se descose justo al salir, el pelo canoso cuando hay alguien delante, el rimel corrido solo cuando te miro... Tengo 137 años cuando entro en el colegio y 5 cuando salgo... la mirada tristísima cuando pienso en eso, y cuando me acuerdo de ti, porque no te digo nada, porque no sé por qué no quiero que veas de repente mis agujeros, mis manchas, mis gafas empañadas, mis dobladillos descosidos, mis canas, mis chorretones de rimel. Y no sé por qué quiero que solo me veas cuando salgo de la escuela, despeinada y con 5 años a mi espalda, con la bufanda llena de migas de galletas y los zapatos sucios de tierra... así de pequeña... y así de perfecta...
La una estaba sin nadie y yo andaba más sola incluso que ella. Por eso me acerqué al fuego, por ver si me quemaba, si era verdad lo que ya sabía...
Y confieso que descubrí que tengo agujeros en los calcetines los cuales aparecen cuando me pruebo zapatos en las zapaterías, manchas que surgen en mis camisetas al ponérmelas, gafas que se empañan solo cuando se cuelgan en mi nariz, el bajo de mi falda que se descose justo al salir, el pelo canoso cuando hay alguien delante, el rimel corrido solo cuando te miro... Tengo 137 años cuando entro en el colegio y 5 cuando salgo... la mirada tristísima cuando pienso en eso, y cuando me acuerdo de ti, porque no te digo nada, porque no sé por qué no quiero que veas de repente mis agujeros, mis manchas, mis gafas empañadas, mis dobladillos descosidos, mis canas, mis chorretones de rimel. Y no sé por qué quiero que solo me veas cuando salgo de la escuela, despeinada y con 5 años a mi espalda, con la bufanda llena de migas de galletas y los zapatos sucios de tierra... así de pequeña... y así de perfecta...
Tú con los zapatos sucios y yo con las rodillas negras a las dos de la tarde y tan pequeñas.
ResponderEliminarAsí tan pequeñas las dos... y tan perfectas! ;-)
ResponderEliminarQué morbazo, cinco años de apariencia y cientotreintaysiete de experiencia, cuántos calcetines, cuántas camisetas, cuántos descosidos, cuántas manchas...
ResponderEliminarMe encanta tu comentario... que me pone alas! :-D
EliminarKarino es precioso, y sabes que con migas, con canas, con manchas, en cualquier situación siempre seras la Marie!! que arte tienes y la energía que transmites son maravillosas.
ResponderEliminarUn beso mu grande
Te quiero
A mí también me chifla la perfección de las cosas imperfectas. Desde grande que me chiflan.
ResponderEliminarGracias!!! Perfecto!!! :-)
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