jueves, 8 de agosto de 2013

CUANDO ES LO QUE NO ES



Desde la orilla lo miraba llegar con horror, flotando boca abajo, con un sombrero de paja con cinta de raso lacia, mojada y salada. Debía tener la cara, el cuerpo entero hinchado y palidez de cirio. Quizá los labios morados, entreabiertos, llenos de caracoles, lapas, crustáceos. Quizá los ojos abiertos, mudos, mostrando la última instantánea de vida antes de perderla. Flotando como si fuera un saco vacío, un espantajo, un muerto queriendo decir algo. Un muerto que venía de la muerte a contársela a ella, que estaba viva y de pié en el mismo borde de las olas, con la piel erizada, sintiendo el frío del ahogado antes de que llegara.



Un niño entró saltando las olas.

El sombrero de paja que había sido un muerto, un náufrago ahogado en sal, era tan solo un sombrero de paja, triste y mojado, quebradizo y frágil como su vida.



O como su muerte.


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