Zarcillos amarillos como pequeños planetas de pelusa de plumas de pollito. Se le ha ocurrido de pronto sacarlos todos a la vez, de puro coqueta, que se ha dado cuenta de que está casi desnuda en pleno invierno. Los de al lado se quedan pasmados al verla y se les caen las pocas hojas tristes, secas y arrugadas que sujetan pudorosos. Ella, tan frívola y casquivana, se pone al sol toda mimosa… y agita lánguidamente sus ramas para que todos se mueran por rozarla, para que nadie pueda dejar de mirarla… Los de al lado se mueren, pero de pura envidia y desazón…
- No les hagas caso. Ellos sí que tienen pelusa… - le digo con un guiño al tiempo que corto una ramita cargada de flores redondas como pompones de lana amarilla.
Me pongo dos, como pendientes.
De repente, nadie puede dejar de mirarme y yo, pizpireta y presumida, vuelvo mi cara hacia otro lado mientras voy dejando tras mis pasos un jeroglífico camino de estambres áureos con largos filamentos…
Y cuando nos devuelves la mirada nos encuentras dando saltitos a tu alrededor pidiendo más, más, más ...
ResponderEliminarQué bonitooo, Pepines!!! :-) Estas cosicas que me decís son las que me hacen feliz!!! :-)))
ResponderEliminarPizpireta y mimosa, ay, suspiros. A quién me recuerda?
ResponderEliminarJajaja... y a quién, a quién??? :-)
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