sábado, 19 de diciembre de 2015

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La vida se me pone a tiro de bala y me deja entre las manos el destino de una mariposa azul. Me cuelga alas de plumas y cera que no se derriten al primer vuelo. Salgo sin escafandra y dejo la puerta abierta de par en par. Piso los adoquines de la carretera que cuento como mis días, con un pensamiento único que cose el cielo y la tierra en la línea incierta del horizonte. Me detengo en la encrucijada que señala un doble amanecer y sigo sin dudar el camino tras la luz de una mirada que esconde un as en la manga, haciendo desaparecer bajo su hechizo cualquier rastro del mundo.




Y me falta tan solo una letra para resolver el damero maldito... 

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