Se le ha quedado la esquina húmeda de un
pañuelo de papel pegada a la comisura de los labios. La sala está ya vacía y
una soledad de hojalata le ha atrapado el vestido verde de punto bobo. Una
hebra de lana le ha quedado colgando del borde de la falda. Es que las
películas que hacen llorar siempre cuentan de alguien que está solo, más solo
que la una. Y la soledad de las películas lacrimógenas es también una soledad
de pacotilla, de cenicero de bar de copas, de cortina de plástico de ducha de
motel barato. No se puede estar solo-sin-nadie cuando hay miles de ojos
encharcados siguiéndole a uno los pasos. De eso sabe más que nadie y por eso le dan
tanta lástima las caritas de ángel con el corazón encogido de abandono, las
espaldas de los solos de las películas cuando se alejan en busca de un mejor
destino en blanco y negro…
La hebra verde de su falda se ha enganchado
en un clavo que se asoma de la madera de la puerta de salida y mientras ella se
aleja, un primer plano desnuda sus piernas solas de lechuza blanca.
mˇa encantao!! Que viva la soledad soleada!!
ResponderEliminarPablito... gracias...!!! :-))) Ya sabes cómo te quiero... decir!!! :-*
EliminarQué imagenes, Mo. Impresionate cómo juegas con eso planos de los que hablas, y te vas de una soledad a otra, dejando el poso de cada una en ánimo del que lee.
ResponderEliminarUn abrazo,
PD. Si lo dicho, que Las Migas tenían que gustarte, con esta solista y con la anterior. Búscala, ya verás.
Muchas gracias por tu comentario, Miguelángel!!! A veces uno escribe cosas vomitándolas desde las tripas... de la manera más inconsciente! :-))) Abrazos con Migas :-)
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